(2010, Deadly People)
El primer trabajo del cuarteto londinense (que antes llevó el polémico nombre de Bono Must Die) se mueve entre la elegancia de un pop gótico, ritmos simples y frialdad. Un añadido a guitarras atmosféricas, que recuerdan al subterráneo sonido del Primary Colours de The Horrors o al Alice & June de los franceses Indochine. Post-punk y new wave, sumados a la profunda voz de Tobi O’Kandi, que a ratos parece invocar a un Ian Curtis con esteroides. Un tono vocal intenso y que da sello y marca al álbum. 10 trozos de emotividad, expresados en melodías pop oscuras a través de las memorias auditivas del underground europeo de principios de los ‘80. De esta forma debutan, con bastantes elogios y muchos argumentos. Cortes pegadizos como ‘Dead Disco Dancer’ y ‘Ruins’ son muestra de ello. Para bailar en la oscuridad, bajo la decadencia de nuestros días.
Rolando Inostroza
0 comentarios:
Publicar un comentario